lunes, 12 de marzo de 2012

"Superman"


Hace un tiempo, mi hermana sorprendida me contó que estaba leyendo un libro en el que se hablaba de un hecho insólito que nos sucedió a muy temprana edad. Parece ser que al autor le sucedió lo mismo que a nosotros,a pesar de que no hemos encontrado ninguna explicación demasiado racional (habría que investigar si es simple coincidencia o puede llegar a ser algo digno de estudio).

El hecho es el siguiente:

Unos chicos pequeños en un parque infantil, no en esos homologados que hay ahora,que vá! sino los que estaban llenos de tierra y usabas la mierda seca de los perros como tiza. Esos donde casi todos los columpios, además de oxidados, eran altamente peligrosos y si los chupabas posiblemente tóxicos. Esos donde existían aquellos engendros metálicos con forma de media luna y que normalmente, de una a dos veces que subías te solías caer y golpear la espalda duramente contra ellos. Esos donde cada vez que te tirabas desde el tobogán te solías quedar frenado antes del final ,por efecto de oxido, y eso cuando no tenias la mala suerte de llegar al final y al mirar el pantalón descubrías que estaba echo trizas y cuando ibas al baño te dabas cuenta de que tenias otro ojete. Esos donde el columpio al montarte,(cuando tenias la suerte de poder montarte porque los abusones ya se habían ido) en el columpio y cuando cogías fuerza balanceándote, lo que te apetecía era tirarte cuando estabas arriba para tener sensación de vértigo... y solías quedarte enganchado y caer "a peso muerto",con la enorme suerte de que casi siempre el columpio al volver te golpeaba en la nuca,a  veces te causaba una conmoción pero normalmente solo te hacia un chichón y sangre. Esos donde te juntabas con los amigos a jugar a las canicas, o a las chapas, o a la peonza o simplemente quedabas para pegarte ostias a lo "Pressing Catch".

 

Evidentemente este Parque ha pasado todas las pruebas de homologacion.

A esto me refería con el columpio de media luna,que recuerdos...


A lo que iba, esos dos pequeñuelos tenían un muñeco de goma, un “Superman”.Les dió por enterrarlo y nunca mas se supo de el. No porque no lo buscasen desesperadamente, sino porque simplemente "desapareció".Posiblemente en algún universo o realidad paralela alguien estará mirando ese superman de goma y diciendo "¿que coño es esto?".O la suposición mas viable y quizás científicamente creíble, es que ese pequeño superman cavase hasta encontrar un lugar donde le tratasen mejor, donde no tuviese a dos pequeños mamoncetes llenándole de tierra todo el día.
Lo único que espero es que, esté donde esté sea feliz.


Imaginaroslo a tamaño pequeño y de "goma"

Pero para rizar un poco mas el rizo, una década después, distinto lugar pero mismos protagonistas, estaban jugando en una calle de chalets con un pequeño “Snorkel” de goma, enterrándolo y desenterrándolo de entre montones de tierra que tenia un vecino. Surgió el cachondeo del “Superman” ,era normal... Lo que no sabíamos es que el destino nos iba a deparar el mismo final. El pequeño “Snorkel” desapareció de la misma manera. Removimos toda la tierra con ayuda de unos amigos de "la calle" y no fuimos capaces de encontrarlo...

No le tuvo que funcionar la trompeta,porque nunca tocó para pedir ayuda...

Meses después escuchamos el rumor de que en un sótano de esa calle, los dueños vieron algo que asomaba de una de las paredes...era un pequeño tubito de goma...acompañado de un sujeto con raya al medio y capa roja...


jueves, 8 de marzo de 2012

Cambio de residencia


 A dos semanas vista de un nuevo cambio de residencia (concretamente el sexto en siete años de periplo vital en Madrid) no puedo evitar darle vueltas al tema de los cambios de domicilio y las mudanzas, hasta el punto de haberse convertido en monotema dentro de ese santuario de reflexión y esparcimiento intelectual que es la taza del váter, donde buena parte de la humanidad tiene sus picos de fertilidad mental. Es más, creo que si a todos aquellos que trabajamos con la cabeza nos cambiaran nuestros ergonómicos asientos por tronos de loza, los resultados serían sorprendentes, pero esto es harina de otro costal.

Imagino que allá en los albores de los tiempos, los primeros seres unicelulares no tendrían mucho que preocuparse en el tema de vivienda, el hecho de haber proliferado en el medio acuático les solucionaba la papeleta, dejándose “mecer por las olas del mar”.  La cosa cambió con la aparición de los primeros antropoides, si bien en aquel momento eran el no va más de la evolución por aquello de que podían lamerse la entrepierna (por cierto, un cabo que dejó suelto la teoría de la evolución), ello les hizo ser más exigentes y refinados en materia de su hábitat:
 -Primero había que elegir la zona, puesto que aun no existían ni LIDL, ni Mercadona, se valoraba positivamente la presencia de árboles frutales, arbustos, hierba y si es posible animales que se dejaran matar sin tomar represalias. 
 -Segundo era la vivienda en sí, esto es, una cueva lo más acondicionada y resguardada posible, siendo en ocasiones necesario persuadir al actual inquilino para que la abandonara, bien con las patas por delante bien “motu proprio”. Y al final, todo volvía a empezar cuando se acababa la comida, sobrevenía alguna glaciación, erupción volcánica ó similar, ó simplemente, alguna criatura más fuerte creía oportuno instalarse en la vivienda actualmente ocupada. 



Accidente con la maleta de los calcetines
 
Si bien siempre es un engorro el tener que buscarse las habichuelas de nuevo, el buen antropoide tenía la ventaja de ser práctico y poco dado a acumular posesiones, con lo cual cogía sus pieles, sus armas y su familia y se iba con la música a otra parte, sin camiones, sin mudanzas, sin nóminas y sin avales.
Tiempo después, hartos nuestros antepasados del tráfago de ir de un lado para otro, del no encontrarse en un sitio estable ó, en resumen, de no tener un sitio al que llamar hogar, empezaron a domesticar a aquellos animalillos que se mostraban menos agresivos y a su vez menos reticentes a su reciclaje como alimento y ropa, además se dieron cuenta de lo útiles que podían ser aquellas semillas muchas de las cuales eran tan jodidas de comer.

¡Pues bien! Nómadas ó sedentarios, recién bajados del árbol ó con las plantas de los pies curtidas por la tierra, parece que desde el principio hemos estado en la búsqueda de un lugar donde sentirnos confortables y seguros, de un refugio donde reposar, restañar las heridas ó reflexionar en paz. Con estos pensamientos y otros, me dispongo a empacar de nuevo, a echarme la vida a la espalda y ver si de una vez doy con algo parecido a un hogar.





lunes, 5 de marzo de 2012

Campeonato de natación



Siempre fui algo nervioso...Ahora te dicen que puedes ser hiperactivo...Antes eras un "trasto","un bicho","Un nervioso" pero en realidad y,visto desde mi avanzado estado de descomposición, era un niño muy tímido que hacía todo muy rápido para pasar la menos vergüenza posible en el menor tiempo posible.

Mirando con una perspectiva diferente(que en gran parte la da la descomposición de la que antes hablaba y que soy unos centímetros más alto sumando mas de 20 años a los que entonces tenía) no considero que fuera ninguna de esas cosas que decían los mayores, sino un niño que quería hacer muchas cosas y  que tenia muy poco tiempo(24 horas a veces no dan para hacer todo lo que quieres); por eso iba corriendo a todos sitios, como si me hubieran puesto en el Colacao un par de tripis o esteroides mezclados con anabolizantes(como ya tuvé que tomar durante una temporada...pero eso ya es otra historia...).

Corría el año 1989 y disfrutaba de un campamento juvenil (ALBURA) en el Escorial.
Siempre se me dió bien el deporte, posiblemente por lo que he comentado antes, que siempre iba corriendo a todos sitios y aunque mis "técnicas" nunca han sido buenas, las he suplido con una gran fuerza de voluntad y ese chute de testosterona que me daban de vez en cuando(como si bebiera del mismo caldero que Obelix).
Este superpoder de hacer todo en la mitad de tiempo tenía sus ventajas…pero algún que otro inconveniente...y uno de ellos se produjo en el campeonato de natación de este campamento. Mi gran error fue ponerme el bañador y no comprobar que el estado del mismo era el optimo para afrontar una competición de tan alto nivel.



                                        Tipica piscina de campamento juvenil


Lo siguiente que recuerdo tras escuchar el silbato y caer al agua es que, después de haber recorrido media piscina, me notaba muy libre, quizás demasiado... en una de las brazadas miré hacia abajo y me dí cuenta de que el bañador ya no estaba (Consejo: Antes de tiraros a la piscina comprobad que los cordones están bien apretados, a no ser que vayamos con los de Tarzan).Fue una de las pocas veces en mi vida en la que me di cuenta "cual era mi prioridad" y en la que no dude en "lo que tenia que hacer",di la vuelta debajo del agua y volví a por el bañador, que por suerte todavía no flotaba en el agua y por eso nadie se dió cuenta de mi gran error. La gente, cuando me vio nadar en sentido contrario pensaría que iba de sobrado..no sería yo quien les quitara esa idea de la cabeza.
Tarde 1 seg en volver a ponérmelo y continué con mi carrera. Esos segundos me hicieron llegar 2º (os podéis imaginar de qué hablo cuando digo que era un superpoder).

Por suerte la medalla hecha con un trozo de madera y con una cuerda, no reflejaba el puesto en el que había quedado, aunque eso me dió igual porque nunca considere la opción de vanagloriarme de haber ganado una medalla de ese material, ni de usar la excusa del bañador.




                                  La medalla conseguida.Creo que era de Roble.

Y una reflexión que me surge es: ¿Por qué cuando somos pequeños en este tipo de competiciones damos la vida en ello como si fuesen el campeonato del mundo y quedasen 30 sg para el final? ya sea a fútbol, a balón prisionero, a fuga o al escondite inglés! Y lo que es más importante…¿Porqué se empeñan en poner cuerdas en los bañadores  y no simplemente una gomita sujetatodo?.